Mi historia empezó cuando con mentiras y engaños, me encontré y terminé sola y embarazada.
No sabía lo que iba a hacer, muchas preguntas van y vienen, presión de todas partes, sobre todo del padre del bebé que insistió con todas sus fuerzas que tengo que abortar a ese bebé.
Un día estaba sentada delante de un hospital, llorando mis dolores y mis pensamientos y me sorprende la voz de una monja diciendo, qué es lo que tengo, porqué estoy llorando.
Le conté mis problemas y que no sé lo que voy a hacer con el bebé, que igual vengo otro día que el hospital esté abierto para el aborto y en ese momento me dio un número de teléfono diciendo que voy a tener la ayuda que necesitaba aquí.
Después de unos días llamé, y es una mujer que me ha dado una cita, y el día de la cita me encontré con tres mujeres que a través de la intervención que hicieron conmigo, descubrí que pertenecían a la asociación CRIAME, ( Centro Riojano de Información y Ayuda a la Mujer Embarazada), y que ayudaban a las mujeres embarazadas.
Me ayudaron en muchas cosas, más de las que permite la asociación, porque yo no tenía grandes ingresos, sólo ellas. Gracias al extraordinario trabajo que hacen (venden libros y hacen collares).
La verdad, recordándome de todo eso, digo que las responsables y colaboradores de CRIAME, desde la mujer que responde al teléfono, hasta las otras, son todas gente de gran corazón.
A mí me ayudaron antes y después del nacimiento del bebé materialmente y moralmente y con más de lo que tienen.
Desde estas líneas aprovecho para dar las gracias a todo el personal de CRIAME.
Y digo a todas las demás que no las conocen que de verdad existe CRIAME y su objetivo es muy grande, “defender la vida”, y espero de todo mi corazón ver la asociación grande, que llegue a Francia, Bélgica y porqué no, a Marruecos, porque los problemas de la mujer embarazada están en todos los países.
CRIAME está dentro de mi corazón y no voy a olvidarte nunca.
Fátima